jueves, 27 de febrero de 2014

Cátedra O´Donnell en el COLVER

"El gran desafío de la ciudadanía es recordar exigentemente a los poderes del Estado que ellos son nuestros y que, por lo tanto, son para nosotros"
Guillermo O´Donnell

Del 28 al 30 de abril del presente año en el Colegio de Veracruz se presentará un ciclo de conferencias de la laureada cátedra del científico social argentino Guillermo O´Donnell.
La gestión por parte del Maestro Eugenio Vásquez Muñoz Director General del Colegio de Veracruz para hacer llegar la Cátedra O´Donnell a nuestra entidad, se posiciona como una oportunidad valiosa para analizar los planteamientos de éste brillante pensador encontrando en ellos instrumentos que coadyuven en el funcionamiento de la cosa pública.
El legado teórico de O´Donnell es de enormes magnitudes, sus contribuciones a temas relacionados con la democracia delegativa sienta precedente a los análisis actuales sobre democracia moderna y posteriormente a la democracia de calidad.
De igual forma destacan sus trabajos sobre el Estado burocrático-autoritario, las características de los procesos de transición a la democracia (de Estados autoritarios a democracias), a través del desarrollo de conceptos como "accountability (responsabilidad) horizontal", "democracia micro" y "democracia delegativa" conceptos que en la actualidad son punta de lanza en los debates serios e insesgados.
Una de las tesis principales de Guillermo O´Donnel es que la aparición de regímenes autoritarios en los países más grandes de América Latina a partir de los años 60 se debe en gran parte, aunque indirectamente, a las dificultades de “profundización”, capaces de obstruir el proceso de industrialización.
Albert O. Hirschman en su texto titulado De la economía a la política y más allá, menciona que una de las mayores contribuciones de O´Donnell es explicar los acontecimientos políticos basándose en fenómenos económicos, pues menciona que en momentos donde la tasa de inflación y las crisis son más recurrentes, se vuelven ampliamente aceptados como síntomas y como propulsores de la desintegración sociopolítica llevando a la sociedad a sistemas autoritarios.
Cuanto mayor y más extendido esté el sentimiento de incapacidad para resolver problemas, mayor será la propensión a realizar el cambio de régimen, así como la disposición de los grupos más grandes a aceptarlo y quizá a recibirlo bien.
Cuanto mayor sea el número de problemas sin resolver, reales o supuestos, el momento del establecimiento de un gobierno autoritario, mayor será la tentación y justificación de ese gobierno de instalarse en el poder durante un largo periodo de tiempo, siendo mayores sus posibilidades de legitimarse, siempre que sea capaz de solucionar los problemas o de modificar el arquetipo.
Hay un fondo conceptual relevante en la noción de democracia delegativa que propone O´Donnell más allá del universo empírico de referencia que estuvo presente en el momento de su elaboración, que por su contenido trasciende ese contexto histórico, y recobra hoy vigencia en otra situación histórica de américa del sur, atravesada por la presencia de otros líderes delegativos.
El fondo teórico es la concepción de poder que singulariza la noción de democracia delegativa. Es decir, el poder (una concepción determinada de poder) constituye el punto central que organiza, cohesiona, y da consistencia al concepto de democracia delegativa.
Guillermo O’Donnell nos deja una obra, no una mera yuxtaposición de artículos científicos. Su obra es una producción sistemática y coherente, que va más allá, de las buenas ideas. Toda su producción, que no podemos resumir, combina admirablemente la amplitud de la información, y la profundidad de sus conocimientos, con el rigor del razonamiento, que lo ponía al servicio del diálogo con el lector, hace reflexionar sobre los planteamientos y las condiciones imperantes en la sociedad.
De esta manera expone que el modelo clásico de representación política ha sido y es reiteradamente cuestionado, porque se supone que los elegidos representan a la nación en su conjunto, y no a los electores que efectivamente votaron por ellos. La pregunta nos lleva, asimismo, a recordar y replantear los fundamentos de la legitimidad democrática. Hay muchas razones; solo presentaré alguna de las que Hugo Quiroga destaca en su artículo sobre la democracia delegativa como subrogación consentida.
En primer lugar, el principio de legitimidad se encuentra en el corazón de la teoría democrática. La legitimidad democrática se funda en el principio rousseauniano de la soberanía del pueblo. En segundo lugar, porque se ha ampliado el espacio público político con los medios de comunicación masiva y las nuevas tecnologías de la comunicación.
Cuando se habla de poder se habla, al mismo tiempo, de responsabilidad y de control. La responsabilidad como sabemos, es constitutiva del poder, no hay poder sin responsabilidad. Cuando los elegidos representan al pueblo deben dar cuenta del poder que les han delegado. Aquí se halla el fundamento de la responsabilidad política.
El concepto de poder delegado contiene una fuerza explicativa que me ha permitido pensar, durante estos años, en los estrechos vínculos entre poder, democracia y representación.
Uno de los grandes dilemas de la democracia es que los ciudadanos deben defender su condición de agentes generadores de un poder ascendente, que no suele además tener en consideración sus necesidades mínimas. Además la capacidad de elegir pero también de ser elegidos constituye uno de los grandes valores de la democracia moderna, pero también su talón de Aquiles.
Otra de las grandes contribuciones de O´Donnell es su condicionante al decir que necesitamos un Estado donde cada una de sus instituciones sean auténticas, porque los gobiernos de turno suelen decirnos que lo que hacen y dejan de hacer es por el bien de todos. Nuestro derecho a un buen Estado es el derecho a la autenticidad. Esa demanda de un buen Estado es un proverbio natural de que estos poderes que ellos ejercen son nuestros; nosotros se los prestamos pero no los dejamos en sus manos para que ellos decidan.
A veces la política corre el peligro de enamorarse de los poderes -dice O´Donnell- ; es el riesgo diabólico de enamorarse demasiado de ellos. Entonces hace falta un momento de retracción y mirar esto de forma crítica.
De eso y mucho más ha escrito este lucido pensador argentino; así que ocupemos la cátedra que está por venir como un valioso avío cognitivo y cognoscitivo.
Recordado:
• Es por ello y por muchas cosas más la importancia que se asista a este ciclo de conferencias, pues O´Donnell junto a Robert Dahl, Gaetano Mosca, Bernard Crick, Albert O. Hirschman, David Easton, Norberto Bobbio, David Held, Giovanni Sartori han contribuido de manera importante en los avances que en temas de democracia se han alcanzado en México y el mundo.
Twitter: @David_Quitano

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