miércoles, 4 de diciembre de 2013

De la concertación a la mala negociación.



De la concertación a la mala negociación.
Yo creo que la concertación es una alternativa que nosotros no podemos dejar de implementar.  Rene Cortázar

En 2013 iniciaba un nuevo gobierno en nuestro país, y todo parecía que se estaba ocupando la tecnología más eficaz que existe dentro de la política que es el dialogo, se materializaba un pacto que hacia entrever que dentro de las diferencias doctrinarias y dogmáticas se convergía en la necesidad plena de buscar soluciones; el degaste existido durante el sexenio de Calderón aniquiló en cierta medida nuestra forma de comportamiento diario.

En este 2013 se nos presentó un instrumento muy valioso que daba tintes de madurez al vapuleado ejercicio político mexicano, así caminábamos por un ambiente que en términos teóricos de ciencia política esgrimía en lo correcto, llegábamos aparentemente a la tendencia de lo que se marca como democracia de calidad, ejerciendo la concertación política, la cual se refiere a la capacidad de armonizar el trabajo, las propuestas, las riquezas y los aportes de los diferentes actores políticos dentro de un ambiente de confianza.

Por eso, la destacada importancia de la concertación social, tan importante se posicionaba para la profundización de la democracia  para el desarrollo económico, la equidad social y fortalecimiento de la sociedad civil. A ello lo soslayamos y lo denigramos, cuando era algo de agradecer.

Era de trascendencia el pacto mediante la concertación, en el ambiente internacional se visualizaban a un país más sólido, con ello dotó de cierto grado de expectativas se rememoró la correlación que marca la experiencia histórica al partir de la tesis de que la unión entre los diferentes actores políticos se podría materializar en una correcta acción futura de la sociedad proveyendo de fuerza a la economía.

México seguía con su serie de actividad macroeconómica estable, sin crecimiento significativo pero estable y, si a ello le sumábamos la concertación estábamos en un punto inmejorable; ¿ pero qué paso?; los partidos de oposición ocuparon al pacto para buscar empoderarse haciéndole frente ante su derrota pos electoral, jugaron a lo que le interesaba sin actuar con altura de miras a las necesidades que se plantearon dentro del vasto número de puntos del Pacto por México, hasta ahí íbamos bien, las reformas de gran calado fluían y todo parecía en orden.

Ahora el partido en el poder está sacrificando hasta cierto punto su imagen por realizar su proyecto de gobierno, el cual radica en cambiar su forma de hacer política económica como hasta anteriormente lo conocíamos, la extrema dependencia petrolera ya no es la fórmula de la abundancia, las necesidades actuales radican en otro sentido.

La falta de compromiso se ve dentro de un pacto; al principio se firmó y ratificó en dos ocasiones, por ello se presupone que se estaba de acuerdo con lo que se necesitaba y que las reformas planteadas en función a un debate de fondo tendrían que materializarse la consecución de las mismas.

Sin duda todos estábamos conscientes que las cosas no podrían seguir así, todos los países estaban realizando modificaciones de sus estructuras para buscar no quedarse desfasados y fuera del camino, México no quería ser la excepción y parecía que se iba por la senda correcta, ahora, llevamos el debate a lo insustancial para que termine quedando la madre de las reformas (energética) como justamente no queríamos que quedara.

Por otra, parte la reforma política es en sí una reforma profundamente dogmática y su debate radicará en un análisis historicista y poco epistémico lo cual terminará actuando como un cambio de forma pero no de fondo. En sí se hará ley lo que es consuetudinario, salvo el honroso caso de la reelección de alcaldes la cual implicará mayor táctica política y funcional a los mismos, pero esa es otra historia.

Lo importante es que fluyan las reformas para transformar a México, no solo en el sentido del discurso de la presidencia, sino en el sentido social, de buscar instrumentos de política económica, política pública y política social que coadyuven a la generación de empleos, estimulen el consumo, y que eleven los ingresos de los ciudadanos sin generar inflación, que se pueda proveer de mejores condiciones para un número mayor de ciudadanos; la vía es la educación, la voluntad, y por supuesto la concertación.

Recordando:
·         Creamos en los cambios, siempre son para bien; ayudan a crecer.

Twitter: @David_Quitano