Neurosis social y círculos viciosos
Cuando los que manda pierden la
vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.
Pablo de Gondi.
A
empezado la cosa pública y los diferentes partidos políticos ya nos empiezan a
mostrar su composición y sustancia, los acontecimientos que se han presentado
dentro de los mismos a lo largo de este fin de semana anteponen como se jugará
dentro de las elecciones, las cuales estarán más que nunca carentes de un
sentido dogmático e ideológico condición necesaria para el quehacer político
generador del debate de altura, condición necesaria para la generación de
gobiernos de altura.
Con
la muestra en la separación entre el político y la sociedad, muchos ahora ya
candidatos formales, buscan acercarse al voto potencial encontrando en estos un
rechazo manifestado en la mirada, en su expresión. Por otra parte el activista,
el encargado de los seccionales es un mercenario del voto, que espera cada uno
de los procesos para buscar emplearse en ‘X’ o ‘Y’ partido, por su parte los
mismo partidos los toman así, ante la situación de no contar con políticos de
arrastre social.
Está
claro que la militancia de los partidos, sobre todo los funcionarios y
empresarios de los mismos, esperan obtener una retribución personal del futuro
jefe, ya sea en cargos o privilegios de otro tipo. La situación es que en este
proceso ya estos los militantes del partido ya no arriesgan, quieren pago por
adelantado o no participan, ante el supuesto de que cuando gane el candidato se
acabo el vínculo y con esto la posibilidad de la obtención de beneficios.
El abstracto
de los partidos integrados en general por mediocridades es que no se encuentra ni
siquiera el elemento ‘carismático’ necesario para todo caudillaje, ahora los
spot, las fotos junto con las frases cortas, son el determinismo de cómo se
juegan las elecciones, son fotos que en el momento del discurso o la redacción
se echan a plomo, muestran fuertes carencias.
Eslogan
con muestras de tautología, que dicen todo y nada, discursos poco conmovedores,
procesos internos de 3 mil pesos el voto, 5 o 7 candidatos por municipio, todos
buscando la mejor foto, cercanos, incluyentes, plurales, toda una simulación,
que alcanza en el corto plazo pero que al final deteriora hasta poner en hilos
al final la superestructura gubernamental.
Por
su parte la sociedad se vuelva más escéptica, ante políticos que sonríen en
campañas pero que a la hora de administrar no resuelven problemas, la población
ya no busca progresistas ni siquiera. Los legisladores no legislan, no suben a
tribuna. Los alcaldes no son gestores, no planean lo local y mucho menos hacen
elementales políticas públicas locales para buscar la generación de condiciones
un poco más agradables para el municipio.
Por
su parte los gastos de campaña son una variable sumamente significativa para el
éxito del político en estas elecciones, sobretodo ante la exclamación de la
población por la expectativa de la
tendencia en la serie estadística en decir:
‘en campaña existe gasto de gobierno y por tanto a ver si salpican’. Lo
anterior una muestra de que el político es una mercancía más, el que mejor se
venda y se posicioné en centro triunfará más allá de las propuestas.
Recordando:
·
Poco sentido de arraigo partidista.
·
Deterioro del votante, y podredumbre del
político.
·
A cierta parte de la población ya le genera
neurosis pensar que empiezan las campañas y ver todo el cumulo de simulación.
Twitter : @David_Quitano